¡Es Injusto!

La Vida puede ser Maravillosa, pero también Injusta. Porque hay Injusticias muy injustas.

  • ¡Es Injusto! Trabajar durante 40 años para luego… ¿Qué? Pues para después, no poder hacer mucho más que ir a Benidorm a bailar los pajaritos con la amiga María Jesús (¡a tope!)
  • ¡Es Injusto! Tener que mirar muy mucho lo que comemos, mientras otros, con una dieta bastante cuestionable y en cantidades como para boda de la realeza, no pasen de los 70 kilos ni con una mochila llena de piedras a la espalda (que cabrona la biología, la genética, Mendel y sus Leyes).
  • ¡Es Injusto! Unos con dos cervecillas ya se ponen piripis, y en cambio otros necesitamos dos barriles, todo el ron del Pirata Pata de Palo y un arsenal de chupitos para llevar una noche alegre (sale caro, carísimo).
  • ¡Es Injusto! Te miran raro sólo porque naciste cuando El Naranjito inundaba todas las camisetas de moda (vale, si, estaba en una fiesta a las 7 de la mañana donde todos los demás habían nacido en este siglo, incluidos los camareros, pero no seáis gerontófobos).
Para los que me mirabais raro:
os presento a El Naranjito.
  • ¡Es Injusto! Además de familia de pasta, se ligó al chico guapo del grupo (me repetía una y mil veces que era idiota, pero me gustaba tanto… Era tan guapísimo).
  • ¡Es Injusto! Cantidad de dones chulos que hay por ahí repartidos: pintar bien, cantar como los ángeles, ser bueno en deportes, hacer música con cualquier cosa… Y lo más impresionante que hacemos otros es dormir 10 horas sin necesidad de levantarnos a mear.

Así es la Vida… Injusta… Y Maravillosa. Así que vamos a reírnos de ella, de sus contradicciones y disfrutar de las injusticias que están a nuestro favor, que siempre hay alguna.

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