¡Zas! En toda la boca

Ser una persona confiada, positiva, que enfrenta los problemas con calma, siempre con la esperanza de que todo irá a mejor… Tiene muchas cosas buenas pero…

Pero, como todo en esta vida, también tiene su parte mala. En este caso es que cuando llega el «¡Zas!» es en toda la boca y sin esperarlo.

Porque, cuando eres confiado como yo, presupones que todo el personal tiene buenísimas intenciones, que este mundo es ideal y todo sale genial y la maldad se queda en los villanos de las películas.

Y mira tú por dónde, esto no es así de vez en cuando y, claro… ¡Zas! En toda la boca. Así me siento en situaciones como cuando…

• Con calma y paciencia dejas pasar a ese peatón anciano y lento en la entrada de un parking público y… ¡Zas! En toda la boca: ves a ese Fitipaldis colarse en dirección prohibida para aparcar en la última plaza libre. Esa, que por orden de llegada, te hubiera correspondido a ti. ¿Por qué hacéis trampa?
• Estás esperando para entrar en el baño de la cafetería, con paciencia… Un minuto tras otro… Hasta que sale una niña monísima, rubísima, con sus coletas, su vestidito y… ¡Zas! En toda la boca: la que ha liado la niña en el baño, es imposible entrar. ¿Como algo tan lindo por fuera puede tener tanta cosa mala por dentro? (Y con tan mala puntería).
• Estás felizmente cantando y bailando por la calle, dando ambiente festivo a la noche, mientras vas hasta tu garito favorito, cuando… ¡Zas! En toda la boca: te han mangado la cartera y el teléfono sin tan siquiera olerlo. ¿De verdad hay gente tan aguafiestas? (Por no llamarlos de otra manera).

Y así amigos, es como la Vida nos recuerda que no es oro todo lo que reluce, algunas personas se creen más listas que el resto cuando lo único que tienen es mala educación y hay gente con mala intención, directamente.

Deciros que a mí, estos recordatorios me duran poco. Después de un par de palabrotas de desahogo vuelvo a mi estado de ingenuidad anterior hasta el próximo ¡Zas! En toda la boca. ¿Qué será esta vez?