Superpoderes

Es una noche normal, de un día normal, de una semana normal, de un mes normal, de un año… normal.

Después de un plan de lo más normal en el que he quedado con mis amigos de siempre para cenar en el restaurante habitual y salir por la misma zona donde lo llevamos haciendo desde los 15 años… Todo transcurre de forma normal.

Hablamos sobre las rutinas, recordamos aquellas batallitas, cantamos y bailamos al ritmo de esos temas que tanto nos motivan, coincidimos con esas personas que conocemos desde siempre…

Todo bien, divertido pero normal. Entonces… Cuando menos lo esperaba… Pasa algo mágico: una persona normal en una noche normal, con solo una frase, me dedica el alago más bonito que nunca nadie antes me había hecho y me hace sentir espectacular.

No entiendo muy bien en base a qué lo dice, pero me lo dice y alucino. Me hincho como un pavo. Sus palabras me llegan y me tocan en un punto nuevo, que provoca en mí un millón de sensaciones que para nada son normales.

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Palabras inesperadas de alguien sorprendente que me calibra, me reconfirma que voy bien, me reafirma en mis creencias, me remarca la dirección… Porque si a al menos una persona le despierto algo así es porque mal del todo no lo estoy haciendo.

A partir de ahí… El día siguiente no es normal, ni la semana, ni el mes… Sigo con mi rutina, trabajo, amigos, planes… Pero esas palabras siguen ahí… Me acompañan… Y me motivan. Me motivan a mejorar, a esforzarme, a seguir, a no parar… Las repito en mi cabeza como un mantra.

Y desde ese día, él tampoco es normal para mí, es alguien muy especial, tiene superpoderes. Y me lleva a pensar que todos tenemos el mayor superpoder que existe, el superpoder de cambiarle la vida de alguien, y para ello sólo hay que ser sincero y decir las palabras exactas.

A esa persona sorprendente, especial y con superpoderes: muchas gracias y haré todo lo posible.

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