Pueblerinos

¿Leíste el post sobre la «Solterofobia»? Pues este hay que leerlo con el mismo tono, por favor.

Hoy en día, tan modernos e inclusivos todos, todavía hay mucha «pueblofobia» en esta sociedad.

Todavía el adjetivo pueblerino/a tiene connotaciones despectivas, y a mí (que soy más de pueblo que las amapolas) como que me molesta un poco lo arraigado de este concepto y no lo llego a entender.

Las Amapolas de mi Pueblo.

Y es que hay un hecho objetivo que es que: la gente de pueblo sabemos más cosas. No digo que seamos más listos o inteligentes, digo que hemos aprendido más cosas a lo largo de la vida, muchas muy prácticas e interesantes. Por ejemplo:

  • Sabemos cuál es la temporada de cada verdura y hortaliza. No necesitamos preguntar cuando vamos a un restaurante (en la ciudad, claro).
  • Sabemos si hoy va a llover. Aunque amanezca soleado, no nos pilla el chaparrón sin paraguas.
  • Sabemos hacer sopas, cabrillas, txipitxapas, ranas… técnicamente epostracismo (te lo dice una pueblerina) casi antes de saber andar.
  • Somos más sociables. No tenemos problemas de edades, sexos, razas, religiones… Hacemos amigos entre personas con edades desde los 0 a los 99 años y de toda condición imaginable (se incluyen animales y alguna planta).
  • Sabemos de setas, frutos del bosque, frutos secos y otros manjares recolectables (y muchas veces cazables y pescables). Y muy importante, sabemos cómo hacer para disfrutarlos durante todo el año.
  • Sabemos cocinar. Pero no cualquier cosa: paella, migas, gachas, rancho… Y cualquier otra comida que mínimo sea para 15 personas.
Aperitivo improvisado de Pueblerinos.

Pero lo mejor de ser de Pueblo es: que siempre lo seremos. Porque un Pueblerino no se convierte a urbanita. Uno si es de Pueblo, siempre será de Pueblo. Y se le nota: por su acento rural imborrable o porque tiene marcados en el calendario un fin de semana al mes por las romerías, vírgenes, santos y otras festividades de la localidad.

Pido pues respeto para los Pueblerinos. Que aunque no nos hayamos criado entre semáforos, museos y teatros, tenemos muchos conocimientos que pueden ser de vital importancia ante emergencias, situaciones catastróficas y en la vida en general. ¡Nos necesitais!

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