¿No os pasa? Yo llego a un punto en el que me aburro. Pero no me aburre la situación, me aburro yo misma de mi misma.
Me aburro a la hora de vestir, me aburro peinándose siempre igual, me aburro yendo siempre a los mismos sitios… ¡¡¡Me aburro hasta de mis chistes!!! Y eso que otra cosa no, pero graciosa soy (ya sabes, si no eres la guapa eres la graciosa, JA-JA).
Y yo estoy muy contenta con mi vida, mis rutinas, mi forma de ser y expresarme… Pero… ¡¡Me aburro!!
Así que me da el arrebato y… Me pongo a comprar ropa, tanta que renuevo hasta los pijamas. Me corto el pelo, pero no sanear las puntas no, un corte de lo los que luego cuesta igualar la melena y con flequillo a hachazos. Llamo a esos amigos que hace mil que no veo, todo por ir a lugares diferentes y cambiar de aires…

Y en unos días, me renuevo. Soy otra yo. Cambio las camisetas, el look, los hábitos… Porque estaba aburrida de ser yo.
Pero, ¿Sabes qué? A los 4 días… Vuelvo a ser la que era. Bueno, mejor dicho… Nunca dejé de serlo. Era yo con otra camiseta, otro pelo y en otro lugar… Pero sigo contando los mismos chistes malos que no hacen gracia (bueno, a mí si).
Pero… He salido de la rutina. Me he atrevido, me he lanzado, he recuperado cosas perdidas… Y está bien. Ahora sigo en mi bucle diario y combino los pijamas viejos con lo nuevos, ya me he acostumbrado al flequillo y vuelvo a mi bar de siempre que me pilla mejor desde casa. Pero durante un tiempo ya no me aburriré, porque ahora veo que mi vida está bien, mis rutinas, mis hábitos, mis costumbres…
Sólo que, de vez en cuando, el cuerpo y la mente me piden un giro para coger aire y seguir para adelante: Renovarse o Aburrir.