Salir a correr o ir al gym, clases de inglés o de cocina, hacer ganchillo o punto de cruz, colaborar con la ONG local o con la asociación del barrio… Todo es súper enriquecedor hasta que se convierte en obligación.
Obligaciones ya tenemos bastantes: trabajar, tener la casa habitable, pagar impuestos… Por eso buscamos cosas que nos distraigan y que nos den vidilla a nuestra existencia.
Pero, algunas veces, esas distracciones nos empiezan a dar pereza… Ponemos excusa para no hacerlo… Ya no nos motiva… Se convierten en obligación.
Porque un hobby deja de ser divertido cuando no cuentas los minutos que faltan para ponerse con ello. Cuando te llama más el sofá y la peli de tarde de la 1 que pintar ese mandala inacabado.

Y, lo dicho, bastantes obligaciones tenemos ya y poco tiempo en nuestro día para disfrutar. Así que… Obligaciones: caca. No perdamos el tiempo haciendo cosas que no hacemos con ilusión y para las que no tenemos ganas. No nos pongamos más obligaciones de las que ya tenemos.
Si hacemos ejercicio, que sea porque realmente nos divierte. Si nos apuntamos a un curso, que aprender nos motive. Si hacemos manualidades, que nos entretenga y relaje. Si colaboramos con otros, que sentirnos útil sea recompensa suficiente.
Porque el tiempo que tenemos debemos utilizarlo para aquello que nos hace bien y, cuando deja de hacerlo, a otra cosa mariposa. No te sientas mal que es tu tiempo y son tus entretenimientos.
Porque si se convierte en obligación… Caca.
«Gasta tu dinero y sólo estarás sin dinero; pero gasta tu tiempo y habrás perdido parte de tu vida» Michael Leboeuf
«Si quieres éxito, te tienes que enamorar del aburrimiento» James Clear
Me gustaMe gusta