ABRAZOS

Hay abrazos que son saludos, abrazos que muestran cariño y afecto, abrazos que son tradición, abrazos obligados, abrazos de aliento y ABRAZOS, con mayúsculas, que curan y sanan.

Que grande el poder de estos ABRAZOS y que difícil es encontrarlos. Porque estos ABRAZOS no están en cualquier persona ni en cualquier momento. Por ello, primero hay que dar con quién te dé ese ABRAZO y después hacerlo en ese preciso instante. Son esas personas especiales, que con su ABRAZO nos saben transmitir toda su energía, comprensión, apoyo, ánimo, paz y calma. Y lo hacen en ese momento justo en el que es tan necesario y eres capaz de recibir todo eso que te dan.

Y hay ciertas personas que sabemos que guardan los ABRAZOS que nos curan todas las heridas. ABRAZOS que sanan tanto cuando estamos enfermos físicamente como emocionalmente. Que ricos esos ABRAZOS, que grandes esas personas.

Por eso las buscamos. Cuando estamos enfermos (cuerpo, mente o alma) acudimos a estas personas rogando sin decirlo su ABRAZO. Y no fallan, nos corresponden sin palabras, sólo con ese gesto: el gran ABRAZO.

Photo by Anna Shvets on Pexels.com

Tú te fuiste con un millón de esos ABRAZOS para mí. ABRAZOS que necesito. ABRAZOS que quiero. ABRAZOS que me curan y salvan. Ahora tengo que buscarlos en otros brazos, en otras personas. Por suerte los encuentro, pero siempre anhelaré los tuyos. Esos grandísimos ABRAZOS: cálidos, perfumados y eternos. Aún los siento. Todavía me curan. Hoy siguen salvándome.

Esta noche me tropecé contigo en mis sueños y, como siempre que te encuentro allí, me diste uno de esos ABRAZOS que te llevaste. Gracias. Es verdad que siempre estarás ahí porque siempre seré capaz de sentir el poder de tus ABRAZOS, esos que me sanan las heridas, me resuelven los problemas y me alimentan el alma.

Y es que hay ABRAZOS eternos de personas infinitas.

A %d blogueros les gusta esto: