No pongo luces en el balcón, ni árbol, ni Belén, en mi casa no hay ni un solo elemento de decoración Navideña pero sí, me gusta la Navidad.
Lo que me gusta de la Navidad no son estas cosas. Además, tampoco hace falta mucho en mi casa, porque tengo unos vecinos que con sus luces monto un afterhours en la cocina de mi casa. Se han dado casos de niños con ataques de epilepsia por haber mirado directamente durante más de 10 segundos las luces de mi vecino, no te digo más.
Lo que me gusta de la Navidad es lo otro: familia, amigos, buena comida bien regada de rica bebida… ¡¡Y los regalos!!
Antes de empezar, la Mesa: los platos, bajo-platos y cubre-platos; copas de agua, vino y cava; cubiertos de carne, pescado, postre; centro de mesa con velas; mantel y servilletas con los Reyes Magos… ¡Todo! Tanto que en lugar de extender las alas de la mesa necesitas poner refuerzos en las patas para que aguante el peso de tanto chisme. Pero qué bonito queda… que foto más chula para el estado de WhatsApp. Esta mesa… ¡Sí que luce bien! Y no la decoración de mi vecino.

Y esas comilonas ricas… Mmm… Marisco, jamón del bueno, croquetas de la abuela, asado, turrones… Y vino; y cava; y copa… ¡Y bien de cubatas! Te has pegado dos días comprando y otros dos cocinando, para luego estar dos días (o dos semanas) de indigestión y resaca de las gordas, pero ¡Oye! Que te quiten lo bailao, lo comido y lo bebido, que un día es un día.
Que noches entrañables de cenas, risas, sabores y olores que terminan con un paquete a desenvolver sin esperar lo que hay dentro. ¡¡¡Que ilusión!!! Volver a ser niños por un momento… Momento que se fastidia cuando abres el paquete y ves unos calcetines o un gorro hecho a ganchillo por tu tía-abuela. Pero bueno, el momento de ilusión lo has vivido, eso ya no te lo pueden quitar (y el gorro te aseguro que tampoco te lo quitará nadie… ¡Que cosa más fea!).
Solo me queda desearos ¡Feliz Navidad! Y muchos regalos (más interesantes que los mios).