¿Quieres sinceridad? Pues ahí voy: ¡Olé tú! Lo estás haciendo muy bien.
Cuando es, es. Y hay que reconocerlo y decirlo. Porque estamos acostumbrados a sacar los fallos y remarcar aquello que se puede hacer mejor, pero también, cuando las cosas se hacen bien, hay que aplaudirlas, que se note que lo vemos y lo agradecemos.
Hoy te digo que sí, que eso por lo que te esfuerzas, en lo que día a día trabajas, que sé que te quita el sueño… Lo estás haciendo muy bien, ¡Sigue así!
Y créetelo, porque es verdad, porque puedes y debes sentirte orgulloso, porque quizá aún puedas mejorar y llegar a lo más alto, más allá incluso que donde sueñas. No te avergüences de tus logros. El que te vaya bien no es motivo de sonrojo y todavía menos si detrás está todo ese esfuerzo y buen hacer. Así que arriba esa cabeza y disfrútalo.

Lo estás haciendo muy bien y debes actuar como tal. Enorgullécete, saca pecho, utilízalo para tus intereses, cobrate el esfuerzo invertido y recoge los frutos de tu trabajo. Lo estás haciendo muy bien y el mérito es sólo tuyo. Nada hay de malo. Al revés, es legítimo, te corresponde, te lo mereces porque… Lo estás haciendo muy bien.
Lo estás haciendo muy bien y me alegro, me siento orgullosa, me enseñas, me motivas… A mí y a tantos otros que te observamos y te admiramos porque… Lo estás haciendo muy bien y se nota, lo notamos. Que creías, ¿Qué no nos íbamos a dar cuenta? Sí amigo, sí. Lo vemos los que estamos cerca y los que no, aunque decírtelo… Sólo te lo digamos unos pocos.
Así que disfruta, continua hasta llegar al éxito. Y mejora, perfecciona, avanza… No decaigas, no flaquees porque… Lo estás haciendo muy bien y tú esfuerzo se verá recompensado, seguro.
¡Sigue así! Y por si no me he explicado bien, quiero que lo tengas muy claro: LO ESTAS HACIENDO MUY BIEN.