Nunca es tardes si la dicha es buena. Eso dice el refrán y no puedo estar más de acuerdo. Porque… ¿Qué más da? ¿Quién marca los tiempos? ¿Cómo se establece cuándo hay que hacer las cosas?
Nos educan para seguir una cronología en nuestra vida. De niños jugar, de jóvenes estudiar, en la edad adulta trabajar y en la vejez descansar. Y todo lo demás va encajando en esas fases de forma ordenada. Para cada cosa hay unos tiempos: ser más alocado o serio y formal; tener pareja estable o conocer gente nueva; estudiar y aprender o un trabajo fijo… Y así todo. Porque, cuántas veces hemos oído cosas como: “Ya no tienes edad”; “Se te pasa el arroz”; “Eso son cosas de críos”…
Pues yo me planto. Porque hay cosas que siempre están bien hacerlas sea o no “su tiempo”. Y es que nunca es tarde (ni pronto) para:
- Aprender.
- Probar cosas nuevas.
- Pelear por conseguir un sueño.
- Arrepentirse de aquello que no te hace feliz.
- Volver a empezar.
- Disfrutar de las risas.
- Relajarse y pensar en uno mismo.
- Ser Feliz.
No hace falta justificarse. Porque si es lo que quieres, lo que necesitas, lo que a ti te toca en este momento… Nunca es tarde. Así que hazlo. Aquello de que cada cosa tiene su tiempo era un cuento. No hay un tiempo. Cada uno tenemos nuestro tiempo. Cada cual marcamos nuestro ritmo.

Ni lo dudes. Eres tú y sólo tú quién sabe qué es lo que necesitas justo en este momento. Puede que otras personas hayan vivido eso mismo en otro momento (antes o después) pero lo que te toca a ti es sólo tuyo y a tu ritmo. Lo mismo para hacer las cosas antes de tiempo. ¿Antes de tiempo? Tú sientes. Tú decides. Valora todas las opciones. Reflexiona sobre las consecuencias. Consulta las dudas que te surjan. Pero… Es tu Vida, es tu Ritmo, es tu Tiempo.
Así que recuerda: ¡HAZLO! Nunca es tarde (y tampoco pronto) si la dicha es buena.