Déjame advertirte lo que ya sabes: la vas a liar. Estas jugando con fuego y vas a terminar quemándote y, lo que es peor, meándote en la cama.
Porque parece que todo es una broma, que es todo por echar unas risas… Pero hay una gran parte de verdad y de intención en todo eso y es peligroso, muy peligroso.
La vas a liar, te lo estoy avisando, aunque no hace falta porque ya lo sabes tú perfectamente. Lo sabes y juegas al filo de la broma, conociendo el riesgo y con esperanza real de que se te vaya de las manos.
La vas a liar. Una parte de ti lo está deseando, tanto que te arriesgas cada vez más, un paso más, una «broma» más… La vas a liar.

Y, ¿Si llegas a liarla? Sabes que las consecuencias van a ser importantes, trascendentes, drásticas, trágicas… Puede ser lo que tu «Yo» más profundo realmente quiera. Puede que así te deshagas de muchas de las piedras de tu mochila de un plumazo. Puede que sea lo que realmente tiene que pasar.
Pero… La vas a liar. Así que hazte un favor, se sincero contigo mismo, pon todas las cartas sobre la mesa y hazlo bien o deja el juego. Reflexiona, analiza, decide y actúa en consecuencia. Pero no compensa semejante lío. No es justo y no merece la pena cuando las cosas se pueden hacer bien.
La vas a liar y eres consciente de ello pero me veo obligada a decírtelo, a recordártelo, a animarte para hacer las cosas bien si es lo que debes hacer o a frenarte para no liarla.
Lo fácil es coger el camino corto y cruzar los dedos. Pero sabes de sobra que no saldrá bien, la suerte no resuelve estos problemas, debes ponerles solución tú. Yo aquí estaré, acompañándote si me necesitas, pero no puedo ser quien te empuje a liarla, al revés, debo frenarte. Pero siempre te animaré a ser Feliz, así que… ¿La vas a liar?