86.400 puede parecer una cifra muy alta si hablamos de Euros, de kilómetros, de personas… Pero resulta que son sólo 86.400 los segundos que tiene un día.
24 horas, 1.440 minutos u 86.400 segundos. Da igual como lo midas que es poco, no da tiempo a nada.
Si recomiendan dormir 8 horas… 8 trabajo, más la hora de comer, más la hora de ir y volver… Una hora de ejercicio… Ir a comprar, recoger un poco, preparar comidas… No sé a ti, pero a mí me hacen falta por lo menos otros 45.000 segundos para quedar a tomar una caña con la Mari que hace dos semanas que no la veo, llamar a Leire y ponerle al día de mis novedades, darme un paseo de los largos con mi perro, sentarme en el sofá tranquilamente y desparramarme un poco…
¿He dicho 45.000? Creo que me he quedado corta.
Ahora mismo aquí estoy, recién duchada después de la clase de spinning, cenando algo que he sacado directamente de la nevera, con la serie puesta que miro con el rabillo del ojo y escribiendo esto. Todo a la vez y, por lo tanto, todo bastante regular.

Espero que me podáis perdonar como sé que van a hacer la Mari, Leire y tantos otros a los que tengo «abandonados» pero… ¡No es culpa mía! Es que el día solo tiene 86.400 segundos, ni uno más, y… ¡No da tiempo a nada!
Si, ya sé, mañana será otro día con sus nuevas 24 horas, 1.440 minutos y 86.400 segundos, otra oportunidad que llenaré de más trabajar, más cosas que hacer… Pues, por suerte, mañana es viernes, así que sacrificaré horas de sueño, comeré fuera de casa culaquier cosa, no recogeré la casa… Todo por vosotros, por veros, por pasear, por relajarme… Porque 86.400 segundos son pocos y todos los días no se puede hacer todo.