Encantada de encontrarte

Porque antes de conocernos, tenemos que encontrarnos. Coincidir en el mismo lugar y tiempo y, entonces si, tener la oportunidad de conocernos.

Mucha de las personas que encontramos no llegamos a conocerlas, pero eso no quiere decir que no sea enriquecedor. De hecho todas las personas nos aportan aunque sea muy pequeño; aunque sea por un instante; aunque sea por lo que no queremos ni en pintura.

Y una vez te encuentras, puedes llegar a conocer. O no. Por eso cuando nos presentan a alguien, coincidimos con una persona que nos termina dando su nombre, deberíamos decir «encantada de encontrarte» porque es muy probable que no llegues a conocerla, pero eso no quiere decir que no te alegre el día.

Porque somos millones de personas en el mundo, cada una diferente, todas con sus historias distintas… Y de verás que es un milagro encontrarse y una maravillosa e improbable casualidad conocerse.

Maravillosa casualidad. Una gran suerte. Es mejor que ganar la lotería. Encontrarte. Coincidir contigo y no con otra persona. Ver tu rostro, sujetar tu mano, oír tu voz… Porque eres un ser único, y tengo el maravilloso placer de experimentarte.

Y yo te dedico en nuestro primer encuentro una sonrisa. Te regalo mi mejor cara, dispuesta a marcar en tí algo, pequeño, sutil, pero positivo. Quiero que también te alegres de encontrarme y quién sabe si quizá quieras conocerme y yo dejé que lo hagas.

Pero no adelantemos acontecimientos. Paso a paso. Puede que sólo haya uno. De momento nos encontramos, nos intercambiamos la primera impresión y nos alegramos de hacerlo. Muchas veces eso es suficiente.

Tampoco esperemos más, aprovechemos este primer momento por si no hubiera otro. Disfrutemos este instante donde todo está por venir. Si mañana o en otra vida hay más, ya se verá. Pero ahora nos encontramos, disfrutemos de esa maravillosa casualidad. Recuerda que es algo extraordinario y que tenemos esta grandísima suerte: coincidir con alguien único. Por eso siempre estaré agradecida y encantada de encontrarte.