Todo compartido es mejor: las penas son menos penosas y las alegrías más alegres. Todo son ventajas.
Que bueno el compartir… Sobre todo con amigos, con buena gente, con esa gente… Compartir momentos, compartir vivencias, compartir la vida para que sea mejor.
Porque si, los momentos de soledad también son valiosos y necesarios, pensar, reflexionar, conocerse, dedicar tiempo a uno mismo, mimarse… Pero donde estén los buenos momentos compartidos…
Compartir una caña, una cena, una película, unos bailes, unas vacaciones, una cama, un paseo, un concierto… Se multiplican los recuerdos, cada persona suma.
Compartir un funeral, un trabajo, una enfermedad, una mudanza, un entrenamiento… Se divide el esfuerzo, cada persona en este caso resta.
El tiempo es lo primero que hay que compartir porque solo hay uno, pasa rápido y no vuelve. Un mismo segundo vivido por muchas personas pasa a ser de forma automática en un montón de segundos, tantos como personas los han vivido.
Ese es el gran valor de compartir, que consigue multiplicar el tiempo. Porque un instante a solas es eso, un instante, pero entre más… Cada uno se lleva su instante y el de los otros. Por lo tanto… Un montón de instantes.
Pero cuando el momento es malo compartiéndolo se hace menos malo, incluso bueno. Porque terminas de conocer a esa persona, otras te sorprenden, te enseñan cosas importantes y de la pena puedes sacar una alegría, sumando otro buen recuerdo.
Así es que… Compartir es Vivir. Porque en eso consiste la Vida, ¿No? En sumar buenos recuerdos y transformar los malos.