La cronoquinesia es un superpoder que consiste en modificar el desarrollo del tiempo en sí mismo, acelerándolo, ralentizándolo o parándolo.
El otro día me demostrasteis, una vez más, que la cronoquinesia no solo es cosa de las historias de ciencia ficción, sino que vosotros tenéis este gran superpoder y me encanta poder experimentarlo.
Porque nuestra historia es como una serie de televisión por capítulos. Cada vez que estamos juntos rodamos uno y el tiempo se para hasta que llega el siguiente.
Llevábamos sin vernos años y… ¿Qué pasó? Pues que el tiempo volvió a contar desde el momento que nos vimos enlazando perfectamente con la anterior despedida. Así, sin más, los años se resumieron en minutos y un nuevo episodio quedó rodado.
Porque nuestra historia tiene principio pero no tiene fin. Cada quedada, cada encuentro, cada celebración… Suma. Nuestras despedidas son solamente «hasta luegos» que nos dedicamos convencidos de que en nada vamos a volver a estar juntos, aunque pasen años (que esta vez no ehhh) y será un suspiro gracias a la cronoquinesia.
Gracias seres cronoquinesicos por estar en mi vida. Por grabar capítulo a capítulo está gran historia donde adoro a cada personaje y por la que estoy enganchada a esa trama intensa llena de amor, locura, cariño, dramas y, sobretodo, risas.
Mientras llega la próxima entrega recordaré cada escena, cada diálogo, cada detalle. Y así la próxima vez que vuelva a contar el tiempo continuaremos la historia: las risas, las conversaciones, los abrazos…
Porque así es una vida, ¿No? Un montón de capítulos de diferentes series que representamos como si fuéramos el mismo personaje en diferentes películas. Y, ¿Sabéis qué? Gracias a vosotros y a la cronoquinesia esta antología es mi favorita.
Porque no falla, no hay momento aburrido. No es posible despistarse, imperdonable no vivirlo todo. Como dijo nuestro amigo: «me dais y quitáis Vida», pero sobre todo, me dais recuerdos y me quitáis disgustos, me llenais de energía y me vaciais de preocupaciones.
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