El otro día leí el comentario que hacía un amigo sobre una foto suya de hace años. Decía algo así de la añoranza que sentía al ver esa sonrisa que hoy ya no es la misma.
Cierto es que mi amigo no está pasando por su mejor momento pero… Querido, no estoy en más desacuerdo. Tu sonrisa es y será cada vez más bonita.
Hoy no puedes ser objetivo, porque esos problemas y esa pena te nublan la perspectiva. Pero es seguro que hoy, cuando sonríes lo haces sabiendo mucho más sobre lo que es la alegría y la pena. Eres más sabio, más maduro, entiendes mejor que esto de vivir no es fácil, por lo tanto cuando sonríes ahora lo haces con más verdad.
Miras esa foto, ves esa sonrisa y, como es normal, te entra morriña. Porque era un momento dulce de tu vida: juventud, amigos, nuevas experiencias… Esa sonrisa y esa imagen representan «los mejores años de tu vida».
Entonces todavía no sabías que era un desamor, no entendías lo que realmente significaba la muerte y no habías experimentado un verdadero fracaso. Por lo tanto, esa sonrisa también era ligera, ingenua, fácil.
Ahora, aún y todo, sonríes, ríes, bromeas… Y lo haces más de verdad. Porque sabes de qué va esto y, aunque tienes motivos para no hacerlo, lo haces y lo harás.

Espero que lleguemos a ser unos viejecitos que se sientan a recordar los buenos tiempos con esa misma añoranza con la que hoy miras esa foto, pero sin parar de sonreír, felices. Felices de poder revivir todo aquello pese a todos los dramas que llevaremos a la espalda pero que no enturbiarán esos recuerdos de, los que entonces serán, «los mejores años de nuestras vidas».
No echas de menos esa sonrisa sino la ingenuidad, la inexperiencia, la sencillez de aquella vida joven. Lo fácil que era todo, el no tener problemas que te quitarán el sueño. Puede que ahora no haya tantos momentos de carcajadas, pero los hay y son más apreciados.
Aquella sonrisa es la misma que luces ahora, aunque con todos esos matices que la hacen más preciosa todavía. No lo olvides y sonríe. Sé feliz y haznos felices.