La mejor virtud

Ni la inteligencia, ni la bondad, ni la constancia, ni la paciencia, ni la tolerancia, ni la responsabilidad, ni la humildad, ni la honradez…

Hace poco me di cuenta que la mejor de las virtudes que puede tener una persona es… La incapacidad de sentir rencor.

Porque el rencor es un sentimiento que nos provoca una y otra vez ese dolor que ocurrió en el pasado. Nos impide olvidar ese momento que nos hizo daño, y nos lo trae a la memoria continuamente. Si ya lo pasamos mal una vez, el rencor no hace otra cosa que repetirlo, como si fuera eco.

Si no hay rencor, se olvida, se supera, puede que no se perdone, pero puedes seguir sin que aquello sea un freno, un lastre.

Porque ya es suficiente con pasarlo mal cuando toca, con afrontar las decepciones y malos ratos que nos hacen pasar, como para además recrearnos en ellos. El no sentir rencor supone no tener presente todo ese dolor pasado y por lo tanto vivir mucho más tranquilo el presente.

Que si, que el daño está hecho y si lo piensas puede volver a doler pero… Ser capaz de olvidarlo por un momento y reír, y vivir nuevos momentos, y disfrutar de otras cosas…

El rencor frena, bloquea, es un lastre. Te impide ver más allá de aquello que pasó. Hace que un hecho concreto se anteponga a todo lo demás sin que puedas descubrir otras cosas buenas… El rencor te censura sin que te des cuenta, de forma irracional y totalmente subjetiva. Por algo concreto renuncias a mucho y, probablemente, gran parte de eso te pueda hacer bien.

Así pues, quien tiene rencor lleva una gran mochila. Las personas que son capaces de no sentir rencor viajan livianos, lo hacen más fácil, están más tranquilos. Hasta que no llega el momento de recordar, de ajustar cuentas, de poner las cartas sobre la mesa… Las personas sin rencor siguen con sus vidas, más felices, con menos dolor, sin tensión.

Pensando en esta teoria es como llegué a la conclusión de que vivir sin rencor es vivir más feliz, una cualidad que no todo el mundo tiene pero que considero la mejor de las virtudes.