Si estás tú todo está bien. Porque eres esa persona que consigue que hasta la peor de las situaciones mejore. Tu sola presencia provoca en mí que mi mejor versión aparezca y me das la calma y la confianza necesaria para poder con cualquier cosa.
Si estás tú nada malo pasa. Porque eres mi mejor protección. Eres como un agujero negro que solo absorbe lo negativo y lo hace desaparecer. Limpias las situaciones dejándolas transparentes y claras. Me haces ver aquello que es importante y me quitas todas esas preocupaciones de más.
Si está tú lo entiendo todo. En este mundo tan caótico, donde a veces nada tiene sentido, tú me das luz. Resuelves todos los acertijos por difíciles que sean y, casi sin querer, me haces entender las situaciones más complicadas e incomprensibles. Estás llena de sabiduría y la trasmites, lo tienes claro y haces que lo vea igual.
Si estás tú todo es más alegre. Porque tu risa lo inunda todo. Tu sonrisa, que siempre te acompaña, trasmite felicidad y tu visión de las cosas, siempre en positivo, hace que nos creamos más y mejores, hasta que conseguimos serlo. Eres de colores y pintas nuestra vida con todos ellos.
Si estás tú todo es maravilloso. Y ese es el gran problema, porque ya no estás. Ya no estás para sacar lo mejor de mí. Ya no estás para ayudarme a enfocar a lo importante y dejarme de dramas banales. Ya no estás para explicarme, enseñarme, guiarme. Ya no estás para alegrar mis días y mis momentos, para hacerme feliz.
Ahora que ya no estás estoy perdida, son muchas las conversaciones que quedaron pendientes, me dabas tanto. Necesito más tiempo que sé que no tendremos.
Ya no estás y no puedo evitar seguir echándote de menos a cada rato. Cualquier excusa es buena para que vengas a mi mente, porque todo me recuerda a ti, todo lo quisiera compartir contigo, en todo me haces falta y todo sería mejor si lo pudiésemos compartir.
Si tú estás… Pero ya no estás…
Porque si tú no estás falta algo, falta mucho, falta todo, faltas tú.
¡Feliz Cumpleaños Mamá!
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