¿Aburrimiento? ¿Qué es eso? Lo miraré en el diccionario: cansancio del ánimo originado por falta de estímulo o distracción, o por molestia reiterada.
No, creo que no lo conozco. Porque el cansancio sé que es, muchas veces lo siento, sobretodo los lunes por la mañana, pero no lo genera la falta de estímulo ni las molestias continuadas. Al contrario, mi cansancio es debido a sobresaturación de estímulos, actividades y tareas varias.
Porque va a ser por entretenimientos, ¡Si no paro! Y ahora voy y… ¡Venga! Pues eso también. Así… ¡A lo loco! Porque claro, si lo pienso mucho no lo hago, la verdad, y es que aburrirse un poco de vez en cuando no debe estar mal, ¿No?
Para enterarme mejor, buscaré sinónimos de aburrimiento: hastío, muermo, tedio, esplín… Y también antónimos de aburrimiento: entretenimiento, diversión, interés…

Es curioso, lo opuesto al aburrimiento cansa, cansa mucho, pero es un cansancio físico: sueño, dolor de pies, agujetas, fatiga general… Pero no aburre.
El aburrimiento conlleva otro tipo de cansancio, del malo, del que te atrapa y crece con el descanso. Aburrirse es como cansarse de descansar.
Y así es como voy por la vida: cansada físicamente, intentando sacar unos minutos de aburrimiento y, casi sin darme cuenta, metiéndome en todos los saraos inimaginables que llegan a sorprenderme hasta a mí misma.
Pero, ¿Sabes? Me quedo con mis días de locos, pensando en acostarme pronto en cuanto suena el despertador, exprimiendo los minutos, haciendo encaje de bolillos con las quedadas y los quehaceres…
Y también me quedo con mis ojeras, mis bostezos y mis dolores varios (a veces desde los pies hasta el pelo), prometiéndome a mi misma acostarme pronto esta noche y posponiendo la siesta del domingo hasta el 2036. Preguntándome que es el aburrimiento, pero convencida de que es mejor no saberlo.