No lo sabes, pero significas tanto. Sé que habrá quién crea que es absurdo, irracional, cosa de locos, pero pienso en ti y sólo siento la más auténtica y absoluta Ternura.
Es curioso como algo tan básico, tan pequeño, tan irrelevante… puede hacer tanto bien. Porque tú eres Ternura por todos los años de amor incondicional, de complicidad, de compañía. Porque ahora que el tiempo para ti pasa cada vez más deprisa dejando huellas cada vez más evidentes, te miro y sólo siento eso, Ternura.
La Ternura de esos ojos que me siguen mirando, aunque casi ya no me vean. La Ternura de ese esfuerzo por seguir mis pasos más allá de lo que quisieras sólo por estar a mi lado. La Ternura de esa expresión al verme, aunque ya no haya saltos ni euforia desmedida. La Ternura de saber que te sientes seguro por el simple hecho de estar conmigo. La Ternura de tenerte en miles de recuerdos que ya son eternos.
No sé si sabes tú también que tu tiempo se acaba o no, pero quiero pensar que sí porque cada vez te muestras más como eres, como si hubieras perdido el miedo. Y es que ahora buscas con más frecuencia cariño, te muestras más refunfuñón ante lo que no te gusta y no haces grandes esfuerzos por lo que para ti no es importante. Es como si sólo hicieras lo que te hace bien, pero sin olvidarte nunca de mí, siempre fiel.

Yo que sí tengo claro que tu tiempo se termina, cada día siento más tu Ternura. Por cada caricia que pides, por cada mirada que me lanzas, por cada gesto que me dedicas… y también cuando todavía disfrutas queriendo ganarle la batalla al tiempo por unos minutos al correr y jugar como si ninguna cana hubiera aparecido todavía.
Ternura porque mereces todo el cariño y amor que tu has dado de esa manera tan incondicional y generosa. Ternura porque ahora veo que cada instante contigo es un regalo que me das sin esperar nada más que otra caricia. Ternura que me sigues dando y quiero atrapar para que no te vayas. Ternura que no podrá ser reemplazada. Ternura que se quedará siempre conmigo cuando ya no estés y te recuerde.