Hogar: ese lugar donde refugiarte de todo lo malo y sentirte tranquilo. Esa fortaleza donde se ordenan los pensamientos, se cargan pilas y se reflexiona sobre lo importante.
Como importante es el sentir que tienes ese hogar. Ese lugar privado donde esconderte cuando lo necesitas, no dejando entrar a nadie o compartiéndolo con quien creas necesario.
En un dulce hogar dónde estás cómodo, te sientes totalmente libre ya que es tu territorio, el lugar donde solo tú pones las reglas para saltártelas cuando te da la gana.
Hogar, solo tuyo, cada rincón y detalle te representa, cada objeto y foto te recuerdan quien eres, de dónde vienes y hacia donde vas.
Y cuando estas fuera de tu hogar, de tu casa, de tu rincón, lo anhelas, echas de menos esa sensación de tranquilidad y seguridad que solo sientes allí. Por eso volver a casa significa tanto.
Significa estar a salvo en ese lugar del mundo que sientes tuyo. Donde solo tú sabes qué pasa y cómo. Ese sitio en el que eres totalmente libre sin ninguna imposición ni norma, solo ser tú mismo haciendo lo que solo tu quieres hacer.
Y te llenas de energía. Equilibras pensamientos y sentimientos. Reseteas y vuelves al punto de equilibrio para seguir. Tras pasar por tu hogar y tomarte un tiempo, puedes volver a la vida con la mirada más limpia, más sana.
Y es que… ¡Que bien se está en casa! Se duerme mejor, la comida sabe más rica, todo está adaptado a nuestro gusto… Soy Feliz en mi casa, en mi dulce hogar.
Asi que después de unos días locos con muchas emociones, ajetreo, dormir poco y comer mal… Home, sweet home… Hasta que me aburra aquí me quedo en mi refugio alineando mi interior para sacar después lo mejor al exterior.
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